La columna en la que la canaleta está adherida en forma de espiral, atraviesa dos pisos. Tiene 8 m de longitud y 0,30 m de diámetro, es cilíndrica y está hecha de concreto, como las demás columnas del edificio.
El espiral, una línea retorcida que vuelve constantemente a su punto de partida aunque en una pista nueva, es una figura básica en la naturaleza, como un principio estructural, desde el interior de un caracol en forma de espiral hasta el espiral de la cadena de ADN.
Como un símbolo, el espiral se viene utilizando desde épocas muy remotas, como símbolo de cambio, de crecimiento y de desarrollo. En esta obra Eva Koch ha elegido utilizar el espiral que con su valor simbólico equivale a la función del lugar como lugar de aprendizaje.
Asimismo trabaja concretamente con el ambiente en sí, aprovechando la única columna del ambiente que atraviesa dos niveles. A lo largo de la columna cilíndrica de 8 m de longitud se extiende una canaleta en forma de espiral. Dentro de la canaleta fluye el agua hacia abajo para luego ser enviada hacia arriba mediante un sistema de bombeo, en el interior de la columna. Con este simple dispositivo Eva Koch demuestra cómo la artista interactúa con la realización de un espacio nuevo ofreciéndole al mismo tiempo una dimensión completamente nueva.
