Made by hand; a quien busque en Google estas tres palabras le saldrá al paso un torrente de productos de diseño. No nos importa gastar un dinero extra en algo hecho con mimo por unas manos humanas y no fabricado por máquinas.
La obra de Eva Koch Made by hand se exhibe en dos pantallas muy próximas una a otra que juntas componen una imagen casi abstracta. En cada una de ellas se ve una pared de piedras atravesada por un madero ostensiblemente viejo y recubierto de musgo y algas. Una de las pantallas enfoca de cerca el muro construido, la otra sigue la pared de piedras hacia arriba en un movimiento deslizante lento y silencioso. Durante el recorrido vemos la sombra de quien está grabando, es un vídeo realizado cámara en mano, «made by hand». Hecho a mano es también el muro, cuya belleza rústica se enfoca con nitidez, y nos parece estar viendo un cuadro, estético, contemplativo.
Lo que tenemos ante nosotros es un primer plano de una esclusa del río ruso Kovzha, que comunica el lago Onega con el Mar Blanco. La esclusa forma parte de un sistema de canales de una longitud total de 227 km que en noviembre de 1931 Stalin mandó construir en tan solo veinte meses a varios miles de prisioneros condenados a trabajos forzados en los gulag. Todo se llevó a cabo a mano para hacer gala de la capacidad del Estado Soviético.
Se estima que 50.000 personas murieron durante el proceso.