La estrella de Teruel

El origen de la estrella de ocho puntas inscrita en una circunferencia se remonta al mundo babilónico, donde aparece como símbolo de la diosa Ishtar. Retomado posteriormente por el arte hispano-musulmán, el motivo se repite hoy día en numerosos lugares de España. La ciudad aragonesa de Teruel —próxima al pueblo de Villar del Cobo, donde la madre de Eva Koch nació y fue entregada en adopción en circunstancias dramáticas—, ha hecho tan suya esa forma estrellada que hoy también se la conoce como «estrella de Teruel». La artista ha querido rendir un particular homenaje a la ciudad de Teruel con una escultura que integra el punto, la estrella y la circunferencia en un conjunto de ocho puntos de bronce situados de tal forma que hay un punto en cada una de las puntas de la estrella. Mientras el punto físico que insinúa la existencia de una forma mayor subyacente ha sido una presencia constante en la obra de Eva Koch desde los inicios de su carrera, la historia española vino a incorporarse a la producción de la artista en 2001 con la gran videoinstalación interactiva Villar. La estrella de Teruel está compuesta por ocho cúpulas de bronce de un diámetro de 20 centímetros y ocho cilindros de igual diámetro, pero con alturas que van desde 1 a 6 centímetros. Colocados en ambas caras de una misma pared, nos ofrecen dos imágenes distintas que, una vez en nuestra mente, se funden en una única forma física (e ilusoria).