La obra El cuarto es una escultura mural de bronce en dos piezas instalada en un rincón en ángulo recto recubierto de espejos. La pieza exterior es un cuarto de circunferencia, mientras que la interior es una especie de pupila, la cuarta parte de un centro colinoso. Su instalación en el rincón de espejos hace que el cuarto en cuestión se despliegue hasta componer un círculo completo; un paisaje cercado con cuatro valles entre colinas. La escultura sirviió como modelo original para la realización de la escultura lúdica de Eva Koch que se erigió en un espacio público de Copenhague, Sankt Annæ Plads, en 2016. El cuarto es un ejemplo del característico modo de trabajar con la escultura de Eva Koch, ya que muchas de sus obras se desarrollan, igual que esta, en una dimensión invisible que, por así decirlo, completa la forma física. La obra juega con las formas geométricas y con la relación entre realidad e ilusión. Aunque vemos ante nosotros una gran formación circular, lo único que realmente tiene una dimensión física es El cuarto, mientras que tres cuartas partes del círculo son imaginarias. La verdad es que tratar de separar trampantojo y realidad resulta una experiencia ligeramente vertiginosa.