En la vídeo instalación Crowds de 1997, Eva Koch se ha situado en medio de la multitud de tres grandes ciudades, Jerusalem, Bombay y Hong Kong dejando que la cámara grabase. Las grabaciones se proyectaron en tres grandes pantallas, de forma que el espectador de alguna manera, estaba rodeado de esta afluencia de personas. La muchedumbre pasa de largo, mientras que nosotros detenidos, separados, nos abstraemos y de repente ocurre algo en las pantallas, alguien sobresale de la masa y te mira con curiosidad, amablemente pero también insistentemente y con escepticismo.
Uno se siente como un voyeur, descubierto en plena acción por los personajes del vídeo, que te confrontan deseando contactarte, ya no eres tu él que observa la obra, sino que ella te observa a ti y no puedes escapar, estas siendo visto. En las imágenes en la pantalla se produce un intercambio, del grupo homogéneo al individuo, en las masas el individuo pierde su carácter, los puntos son absorbidos transformándose en una masa inquieta, el artista es una parte de esa masa, un rostro anónimo más entre la multitud.