Mi mar es una videoproyección permanente creada para el nuevo centro psiquiátrico del Hospital Universitario de Aarhus. El complejo es un bloque aislado que circunda un gran espacio abierto dividido en varios patios separados que comparten en el centro un edificio común. El vídeo de Eva Koch se proyecta en la fachada norte del edificio común como una larga imagen animada continua de 2,7 metros de altura por 22 metros de longitud. La obra se compone de distintas grabaciones del mar que se van sucediendo unas a otras. Las secuencias alternan diferentes enfoques del mar y diferentes mares. El audio, un elemento fundamental de la obra, es un sonido suave y agradable desarrollado a partir del sonido de los distintos mares. Es un elemento autónomo que también estará en funcionamiento durante las horas del día en que no se proyecten las imágenes. Casi todos tenemos algún tipo de relación con el mar y muchos recordarán la primera vez que lo vieron. Frente al mar somos pequeños. En la vida pueden ocurrir muchas cosas que hagan que nos parezca carente de sentido, pero el mar nunca cesa de batir contra la orilla. Es algo que continúa y que continuará cuando los demás ya no estemos aquí. Hay algo liberador en este hecho. El mar está ahí, nada más, no exige nada. A casi todo el mundo, sentarse junto al mar lo llena de paz. Junto al mar la mirada puede ir hasta el final, nada interrumpe la vista, y eso es algo que no ocurre muy a menudo en Dinamarca. Contemplando el mar se puede soñar o meditar, el sonido del mar tiene un efecto relajante. Parte de los pacientes proceden de Groenlandia, donde el mar es un elemento omnipresente en la existencia. Algunas de las grabaciones se han hecho allí. Para los pacientes groenlandeses el mar será como un saludo desde su tierra, un vínculo con su lugar de origen.