La Nanna de Bissen (1857) representa una figura nacional romántica, de la mitología nórdica, que entonces se comparaban con las imagenes de las esculturas griegas clásicas. En la mitología nordica, Nanna esta casada con el feliz e invulnerable Balder, al que Loke con astucia consigue matar. El dolor de Nanna es tan fuerte, que muere durante el rito de cremación. La Nanna de Bissen es gentil, noble y sólida, la encarnación de la esposa fiel. Con la instalación de Eva Koch, la figura de Nanna cobra vida nueva, a través de su mirada y una voz propia, convirtiéndose en una escultura que es capaz de ver y dirigirse directamente al espectador. Esta nueva vida de Nanna, se hace técnicamente posible a través de la doble proyección animada sobre la escultura, mientras que el sonido se emite desde altavoces direccionales. La sólida figura se transforma así en un ser sensual que susurra seductora y atrayente: “Ven aquí, acércate más, dame tu oído, el cáliz de tu aurícula, para que yo pueda recostarme en él como el agua fría, camina conmigo», nos susurra Nanna. Eva Koch deja claro con esta apropiación, que la escultura es y siempre será política, siendo como es, una expresión del tiempo que la engloba. La escultura de Bissen nos habla del código moral y la representación de la mujer, de una época determinada, lo que se acentúa y hace mas evidente gracias a la instalación de Eva Koch. A su vez, a través de estos cambios, Nanna se hace más cercana al visitante, puntualizando, que la escultura también ofrece la posibilidad de un encuentro íntimo con el espectador.